sábado, 23 de octubre de 2021

Mis aventuras imaginarias

Hace poquito, una de mis amigas puso la foto de una máquina de coser antigua y nos pregunto si nos acordabamos de ellas. Yo si me acuerdo de la máquina de coser de mi mamita, en ella nos hacia preciosos vestiditos que nosotras luciamos orgullosamente.  Sin embargo la máquina de coser de mi mami tambien era un carro. Yo solia sentarme debajo de ella y manejaba la rueda como si fuera un timón y me paseaba por todas las calles de Lima en mi imaginación. Y no es que conociera nada de la gran Lima, si me hubiera salido a la calle tan chiquita, me hubiera perdido, pero para mi imaginación, yo era una gran chofer y conocia toda Lima.


A veces mi hermana Mali quería jugar conmigo, entonces mi carro se convertía en taxi, ella se sentaba detrás de mi y la llevaba a todas partes, al parque, a la playa de Agua Dulce, a visitar a mi Tia Graciela. Y mis tarifas eran super baratas, no importaba hasta donde llevaba a mi hermana siempre mi taxi la cobraba “Un Sol”..  Muchas veces mi hermana Mali se enojaba porque ella también queria manejar mi Taxi, a  veces yo la dejaba y  cuando ella empezaba con su RUMMM, RUMMM, yo le gritaba, :Señor esta yendo muy rápido”, y ella seguia corriendo con su RUMMMMM RUMMMMM. Estoy segura que alguna vez chocamos contra un árbol, y entonces estabamos todas heridas y nos poniamos trapos en la cabeza, los brazos o las piernas para curar nuestras heridas.   


Que maravillosa es la niñez, nuestra imaginación volaba a millón, como una vez que fuimos al  cine y vimos a Tarzan pelear contra un león.  En ese entonces nuestros vecinos tenian un perrote negro, que era mansito y sin embargo le habian puesto nada menos que el  nombre de “Satanas” tan bello perro, nos queria tanto, que cuando nos mudamos de Chosica a Los Platanos, el venia y se quedaba con nosotros varios dias, hasta que se cansaba y se iba a su  casa. Pués ese perro amoroso se convirtió en león luego que vimos esa pelicula de Tarzan, y claro como era super mansito, nunca nos hubiera atacado como un león, pero asi y todo jugabamos con el,  con un palito amarrado con una pita en un extremo (que era nuestro látigo) y estoy segura que cuando jugabamos asi, estábamos en medio de la selva africana, nunca tuvimos una mona  Chita (aunque mi hermana Elsa que era la más chiquita, hubiera sido una excelente Chita, jajajaj).


También jugabamos a los maquillajes, entonces nos haciamos uñas y nos pegábamos pétalos de geranios en las uñas (con salivita nomas). Con esos mismos pétalos nos pintábamos “chapas” y parecíamos unas payasas, pero que lindas nos sentíamos, en nuestra imaginación eramos como reinas del carnaval de Lima..  Aveces jugábamos a las mamás y cuidamos a nuestras muñecas, en esos juegos nos llamábamos “señoras”. Nos poníamos los zapatos de mi mami, y envolvíamos a nuestras muñequitas en paños del baño, y salimos a pasear al “parque” imaginario de nuestro jardín. Hablábamos de las enfermedades de nuestras muñequitas, de las toses y de los mocos que tenían, y nos recomendamos remedios como “leche de magnesia” ó “mentholatum” que probablemente eran los únicos nombres que sabiamos.


Una vez jugando con nuestros  vecinitos, dos chicos de nuestra edad, hicimos un concurso de radio, en el cual todos teníamos que cantar, pero como nos daba vergüenza cantar delante de nosotros mismos. Lucho se fué a su casa y trajo una olla, que todos usamos en nuestra cabeza para cantar en el concurso. Creo que Lucho  ganó el concurso porque cantó un vals criollo y se sabia toda la letra completa, mientras nosotros cantamos a medias porque no sabiamos ningún canto completo con letra y todo (creo que lo  único que sabiamos completo era el himno nacional y alguno que otro canto de las misas) .  Aqui debo confesar que a mi me gustaba Lucho, teniamos 11 años ambos, creo que probablemente yo era precoz.  Siempre me he acordado de Lucho, nunca lo vi de grande, nos mandaron al internado en Texas, y cuando regresamos, mis padres habian vendido nuestra casa de Los Platanos y habian comprado nuestra casa de Miraflores.


Como  verán, si algo tengo que agradecer de mi vida, es que tuve una niñez divertida, llena de aventuras imaginarias, pero aventuras igual.

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario