viernes, 25 de septiembre de 2020

El milagro de la palabra escrita

Hace unas noches estuve mirando un programa educativo en la TV pública, se trataba de como los hombres empezaron la escritura. Comenzaron con los egipcios y sus jeroglíficos. Por ejemplo la cámara nos lleva a la tumba de un Faraón, y nos enseñaron un pato y debajo del pato una especie de galletita (según el programa era un pedazo de pan) Esa era la forma con que escribieron el nombre de ese monarca, dijeron que pato en egipcio se decía “sot”, y que el pancito se decia “sher”, ambos juntos sonaban muy parecido al nombre del monarca “Sotsher”. Y así tomando la pronunciación de algo y juntándolo con el nombre de algún artículo, o cosa, o animal, sacaban el nombre de alguien, ú otra palabra. Y fijense como es la vida, la escritura china y japonesa, es igual, por ejemplo de la figura de un árbol pintado con una brocha sacaron como 10 palabras, todo dependía de como pintaban el árbol, finalmente por ejemplo si tenían que escribir que el árbol estaba junto al agua lo “calíficaban” y le ponían tres puntitos al lado lo que quería decir agua. Claro, que para mi, eso sigue siendo chino, porque no entiendo su punto de vista, es más fácil con nuestro alfabeto. Según dijeron en el programa, en una tumba de Egipto, encontraron que estaba escrita en jeroglíficos, pero que en otro lado de la misma tumba había otra escritura completamente diferente a los jeroglíficos. Bendita sea la ciencia, porque llegaron a deducir que eran signos canonitas de un grupo llegado de Israel que se quedaron en Egipto é hiciéron una colonia. Lo más interesante es que los signos canonitas eran letras, que maravilloso que esta gente hubiera encontrado un sistema muchisimo mas facil y mas coherente. Con este alfabeto, los canonitas podian escribir lo que les daba la gana sin hacer dibujitos, y como siempre pasa, el método canonita, fue adoptado por lor fenicios que viajaban a través del Mediterraneo haciendo negocios con griegos y romanos, y éstos últimos, lo fueron mejorando hasta que terminaron con el alfabeto que usamos ahora. 

Desde chica y, hasta ahora de vieja, la palabra escrita se me parece como un milagro, ¿como puede alguien escribiendo algo, transmitirte con palabras, el amor, el dolor, la alegria,y el terror que quiere que tu sientas? Hablando de terror, n sé si han leído “El retrato de Dorian Grey, de Oscar Wilde. que libro tan terrible, sin embargo aprendí una lección, y es que aunque tengamos una cara bonita, nuestros malos actos (aunque nadie los sepa) se quedan en el retrato de nuestra alma como prueba de lo que hemos hecho mal. (Valio la pena asustarme, porque la lección se me quedó en mi corazón para toda la vida). 

Debo contarles, asimismo, que en el colegio no era una gran lectora, leía los libros que teníamos que leer y punto. Luego en la adolescencia descubrí que en las Vanidades de mi mamá, habían novelitas de Corin Tellado, esas donde ella era preciosa pero pobre, y el era guapísimo y rico (o al revez). Todas casi eran igualitas, pero mis hermanas y yo nos las leiamos con mucha atención. 

Cuando empecé a volar para APSA, aprendí de mis compañeras que se iba a Buenos Aires a comprar libros (yo me compraba, tambíen, yogures, quesos y alguna que otra chompita). Ya para ese entonces, ya estaba enamorada de don Ricardo Palma y sus Tradiciones Peruanas, y ya tenia mi propio libro de las Tradiciones completas en un volúmen impreso en papel de biblia. Luego cuando empezamos a volar a Madrid, tambien comprábamos libros, que generalmente salian primero en España y luego al resto de los países de habla hispana. Allí fue que me leí de un solo tirón “100 Años de Soledad” de Gabriel Garcia Márquez. Para mí ese libro fue como haberme ido de pasajera en un viaje fantástico, cada página me llevaba a ese mundo desconocido que salia de la cabeza de ese gran escritor, que me hacia subir a la cima de su imaginación, y luego bajábamos a toda velocidad para encontrarnos con una selva de cosas que solo a el se le habia podido ocurrir. 

Una vez tuve un libro, que lo preste y nunca me lo devolvieron (desde allí no presto mis libros a nadie) creo que es el libro más hermoso que he leído, se llama “Mi Arbol de Naranjas Lima” del escritor brasilero José Mauro de Vasconcelos. Es la narración de su infancia, una familia super pobre, donde los padres están tan ocupados en ganarse la vida para mantener a sus hijos, que no tienen tiempo para abrazarlos, hablarles y mejor aún, escucharlos. El Sr. Vasconcelos, al contarnos su historia me hizo reír a carcajadas con las ocurrencias de los chicos. Y también me hizo llorar, como tanto sentimiento, que creo que nunca he vuelto a llorar asi en mi vida, ni aún cuando perdí a mis padres ó a mi hermano. Quizas seria porque mis padres, eran viejecitos y mi hermano tenia cancer cuando murieron, asi que esperabamos que lo que ya estaba escrito iba a suceder. Alguna vez me voy a volver a comprar ese libro simplemente para atesorarlo entre mis otros libros queridos. 

Y sigo leyendo, tengo dos libreros y como ya no me entran más libros, ahora la parte de arriba de mi “closet” se ha convertido en biblioteca. Y eso que he donado mi colección más preciada. Cuando llegue a Caracas, y no conocía a nadie, y me sentía tan sola, empecé a comprarme libros de Agatha Cristie, que escritora tan fabulosa, me daba pistas para que pudiera encontrar al asesino y yo estaba super segura de quíen era, y al final era otro, nunca le gané una a mi amiga Agatha, pero termine con una colección de casi 100 de sus libros. Mis libros, mis grandes amigos y compañeros,los tuve que donar porque ya no entraban en mis libreros y también porque quería pasarles a quienes los terminen teniendo, la frustración de creer quien es el culpable y que Agatha se ria de ellos, como se reia de mi. (jajaja)

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