lunes, 25 de febrero de 2019

Que tan grande es tu Dios?

En la revista “Angelus” que publica la Arquidiocesis de la ciudad de Los Angeles, encontré un artículo bien interesante, el autor un Sr. Gary Jansen, cuenta que su amigo Eric, quien era un cristiano muy devoto, que estaba contemplando convertirse en católico, una vez lo invitó a ir a un retiro espiritual. Dice que el no estaba muy entusiasmado de ir a pasar un fin de semana en un monasterio, acompañado de gente que no conocia, asi que le dijo a su amigo, que no queria ir. Si embargo su amigo insistió tanto que al final tuvo que decirle “OK si voy”.

Tres semanas después, se encontró llegando a una vieja mansion que tenian los padres Jesuitas. Cuarenta hombres y el se reunieron en una especie de “solarium” que tenia tres, de las cuatro paredes, rodeadas de ventanas enormes, del suelo al techo, donde brillaba como cascadas la luz del sol.

Casi todos los hombres en el “solarium” parecian tener unos 55 a 60 años, el que sólo tenia 26 años era el, que era bastante tímido, se sentó sólo en el fondo del cuarto esperando que un sacerdote, que no conocia, llegara a darles la bienvenida y darles explicarles como seria el retiro.

Por fin se apareció, un sacerdote viejo. Tenia el pelo muy blanco era alto pero encorvado y se veia bastante fragil y sus manos le temblaban.
Francamente, se dijo a si mismo, ¿este será nuestro lider en este retiro? El pobre padre con las justas se puede parar, a lo mejor ni pude hablar tampoco. Asi que disimuladamente sin que nadie se dé cuenta, me iba a escaper pero valientemente me quede sentado.
Parecia que le tomó al padre como unos 10 minutos atravezar hacia el podium. Cuando por fin llegó, se puso a mirar sus papeles. Entonces el padre saco de su bolsillo un pañuelo blanco y se lo pasó por la boca. Note que sus manos seguian temblando, estaba seguro que el padre sufria de Parkinson. No miró a nadie de la audiencia. Después de un minuto de silencio, respiró profundamente, se estiró, y ante nuestros ojos, creció unos cuantos centímetros, y con una voz potentísima nos preguntó “¿Que tan grande es tu Dios?” (casi me caigo de la silla cuenta Gary).
El padre ya no temblaba, (dice Gary, el que tamblaba era yo). ¿QUE GRANDE ES TU DIOS? Seguía repitiendo el padre ¿“ES PEQUEñO, ES MESQUINO, QUE SE ENOJA Y GUARDA RENCOR? EL CREADOR DEL UNIVERSO, ¿ES UN DIOS QUE ACTUA EN FORMA TAN GRANDE, DIFERENTE A LOS QUE HACEMOS LOS HOMBRES? ¿ES ACASO VENGATIVO, O ES UN DIOS QUE PERDONA? ¡BUENO, DIGANME QUE TAN GRANDE ES SU DIOS!

Nos dice Gary que, “el padre no estaba gritando, pero su voz sonaba como una campana gigante y, al menos yo, sentia que estaba sentado justo debajo de esa enorme campana. Todo mi ser vibraba, sentia algo extraordinario dentro de mi. Estoy seguro que todos los que estabamos presentes en el solarium estaban sintiendo algo similar. Lo que antes era un sitio silencioso lleno de un montón de viejos adormecidos, ahora era un cuarto lleno de algo que sólo puedo describír como un fuego sagrado”.

Dice Gary “El padre nos sugirió que meditemos sobre estas preguntas el resto del día y que pasemos el tiempo en devoción a Dios. Con esto, nos dejó libres. Todos nos paramos y salimos en silencio del recinto. Muchos hablaban entusiasmados el uno con el otro, era como si nuestras lenguas hubieran sido bendecidas. Yo de inmediato, pensé cuando el Espiritu Santo habia descendido sobre los Apostoles, Después de la muerte de Jesús, sus seguidores se reunieron en un cuarto de arriba (Lucas 22:12)”.

“Entonces el Espiritu Santo los bendijo con unas lenguas de fuego sobre sus cabezas, y en ese entonces, como ahora, una pequeña multitude de hombres quedaron asombrados y sorprendidos (Actas 27). Después, los apostoles pudieron hacer milagros. Me pregunté a mi mismo, es que acaso el solarium donde estabamos, era el modernp cuarto de arriba? Sentí el resplador de la llama que se habia encendido dentro de mi”.
“Subí al podium donde al padre seguia parado arreglando sus papeles. Noté que sus manos volvian a temblar y que habia vuelto a encogerse al mismo tamaño, que tenía antes de habernos despertado con las campanas de su voz” Entonces le pregunte ¿ Como puedo acercarme a Dios?”
“Me contesto “Amando a Dios, reverenciandolo, alabandolo y sirviendolo. Enfocate en la presenia de Dios en tu vida”. Padre, le pregunté, como puedo hacerlo, cuando pienso en Dios, generalmente no siento nada, quizas me pongo nervioso, le confese” Me dijo el padre “Ama a Dios, y si Dios esta fuera de tu alcance, entonces se devoto de parte de EL, quizas, puedas ser devoto a su Sagrado Corazón. Ama algo que Dios ama, de la misma forma que Dios te ama a ti. Hizo una pausa, Si bien he dicho que Dios debe ser un Dios grande, muchas veces pensamos en un Dios super grande, si esto es lo que sientes, trata de de hacer simple actos de devoción. Reza tu Rosario, hablale a los santos, lee la Biblia, medita en lo que lees. Ofrecele todo a Dios. Me miró directamente a los ojos y nuevamente volvió a crecer en estatura ante mis ojos y me dijo “anda reza”. Lo hare padre, le dije y me fuí a mi habitación a rezar.” Desde ese día no he dejado de rezar, todos los días me hago la misma pregunta ¿Que tan grande es mi Dios?”

Al despedirse, Gary nos pide que recemos por el. Y nos pregunta ¿Que tan grande es tu Dios? Piensalo!

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