Ayer mi amiga Juli me envió una foto de su nietecita Valeria, jugando con sus muñequitas. Esa foto me recordó que mi hija, como era hija única, también jugaba solita con sus muñequitas y se quedaba horas entretenida con ellas. A mi hija le encantaba ir a la casa de mi amiga María, mi vecina, porque su casa siempre estaba llena de gente de risas y alegrias. Mi amiga Maria tenia 6 hijos y la mayor ya era casada y tenia una niña de la misma edad de la mia, asi que eran amiguitas. La verdad que en mi casa con las dos solitas, no era muy divertida, ya que posiblemente ver a la mama cocinar y limpiar hacer las tareas de la casa los fines de semana no eran divertidas, pero en la casa de mi amiga Maria, todo era diversion, sus hijos eran adolecentes y super divertidos, por lo pronto siempre habia un radio prendido con musica joven, los chicos ayudaban a su mamá los fines de semana a limpiar la casa, ayudaban en la cocina y hasta hacian un flan de delicioso. Hasta a mi me gustaba estar en la casa de mi amiga Maria, porque eran una familia feliz, llena de vida.
Hablo sólo de los fines de semana, porque ambas Maria y yo, eramos madres trabajadoras y solas, yo nunca me case y mi amiga era divorciada, asi que mi hija se pasaba la semana en una guarderia de niños y los hijos de Maria en la escuela. Pero los fines de semana nuestros apartamentos se llenaban de risas y de canciones.
Cuando mi hija estaba muy grande para guardería, y lista para ir a un kinder, tomé a una joven que habia trabajado en la guarderia, pero como habia salido en cinta y tuvo una niñita, la despidieron de su trabajo, asi que yo me la traje a mi casa para que me ayude a llevar a Mariú al kinder y cuidar de ella mientras yo trabajaba, y de paso ella criara a su hijita. Fué una buena idea para las dos, Julia y su hijita Sarita, pasaron a ser miembros de nuestra famila. Para ese entonces, también teniamos una gatita que yo me encontré abandonada en la calle, casi recien nacida.
Les cuento todo esto porque recien cuando adopté a mi niña, recien me dí cuenta que diferentes son las niñas de lo niños cuando estan creciendo. En mi casa cuando eramos niños, yo nunca me dí cuenta que mi hermano era diferente porque el me llevaba 6 años de ventaja, asi que el tenia sus amigos, y lo veia jugar trompos, bolitas, futbol, , basket, mientas mis hermanas y yo jugabamos a las muñequitas, a las comiditas (que nuestra madre nos preparaba y nos ponia en nuestros platitos de porcelana, que, como eran facil de romperse, Papá Noél nos a traia un jueguito de platitos y tazitas nuevas a cada una todas las Navidades. Cuando nos mudamos a la casa de Chosica, nuestros juegos de niñas cambiaron drásticamente, todavia jugabamos a las muñecas, pero ahora les haciamos ropita, ya les he contado que cuando yo tenía 7 años mi tia Teresita, me enseño a tejer, asi que yo era la “fabrica” de hacer chompitas y falditas. con nuestras amiguitas del barrio, haciamos “bautizos” y otras fiestitas imaginarias, como inventarles cumpleaños a nuestras muñecas y nuestra madre, tan linda, nos preparaba sandwiches, y una mazamorrita morada y chicha y se armaba la fiesta de las niñas.
Pero como estabamos creciendo, muy pronto terminamos en el jardin rompiendo las flores de los geranios rojos, para ponernos los pétalos en las uñas como si éstas estuvieran pintadas. Haciamos lo mismo con nuestros labios los cuales nos pintabamos machucando los petalos y hacienda una especie de “apachurrado” con agua y con ese menjurje nos pintabamos los labios y las “chapitas”. Demás está decirles que terminabamos como unas payasas, pero que “regias’ nos sentiamos.
Luego se nos acabó todo porque nos enviaron al internado de Texas. Cuando regresamos ya eramos grandes, empezamos a trabajar, mi hermana Mali se casó y vivió en Cuba por un tiempo, y gracias a Castro, tuvieron que regresar al Perú. Entonces empezamos a jugar con los sobrinitos, que no es porque eran mis sobrinitos, pero eran preciosos, le agradezco a mis hermanos Elio y Mali, que nos dejaron jugar con ellos, como nos dió la gana. Entonces empecé a volar y cuando regresaba a mi casa muerta de sueño, mis dos sobrinitos uno de 7 y el otro de 4 años, jugaban en la puerta de mi cuarto al futbol, con sus dedos y bolitas. Si el jueguito hubiera sido silencioso, no hubiera habido problema, pero mis sobrinos “narraban” el partido y a cada gol que hacian gritaban “Gol”. ¡Y me volvian loca!
Luego vivi 13 años en Venezuela, adopté a mi hija, (estoy pasando la pelicula bien rápido como podran darse cuenta) nos mudamos a California, pasó el tiempo y mi hija se mudo con el novio a “jugar a la casita”, y me nacieron dos nietos, a los cuales amo intensamente, mientras tanto el “juego de la casita” se terminó, y mi hija regresó a su casa con sus dos hijitos.
Alli fué que me di cuenta, que tan diferentes son los niños de las niñas cuando estan creciendo. Mis nietos eran tan diferentes a mi hija, ellos no jugaban solos, siempre estaban “trompiandose”, hasta querian jugar “catch-as-can” conmigo. Cuando ponia la ropa a la lavadora, tenia que rebuscarle los bolsillos porque siempre tenian piedritas y muñequitos en ellos. Una vez encontré unas conchitas de mar, que ese fin de semana habian ido a la playa, y se habian metido en los bolsillos las conchitas, que desde el domingo hasta el viernes, que es cuando yo lavo la ropa, habian cogido un olor tan repugnante y horrorroso, que casi vomito.
Luego vinieron los triciclos, los llevaba a pasear ellos en sus triciclos, yo caminando, entonces volteaban la calle y se me desaparecian, entonces yo corria detrás de ellos gritandoles, no corran, no corran. Luego vinieron las tablitas (skate boards), que peleas teniamos porque no querian ponerse los cascos, asi han crecido, medios salvajes, sólo Dios sabe que no les ha pasado nada, porque su abuela ha rezado, y reza por ellos todo el tiempo.
Ahora, casi no me preocupo por ellos, ahora en sus tiempos libres, estan metidos en casa jugando con las computadoras, hasta las altas horas de la madrugada. Armados con sus audifonos y sus microfonos pegados en la cabeza.
Quizas sea porque ya no soy un pimpollo de juventud, pero mi generación se divertia más que la de ellos, yo jugaba basketbol, yo patinaba en el Parque Salazar, leia, escuchaba musica, iba al cine con mis amigas, tomabamos té en la Crem-Rica de Miraflores, comiamos churros en Manolo’s. No suena muy interesante, pero claro eran otros tiempos, además eramos chicas, ¡y somos tan diferentes a los chicos!
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