miércoles, 6 de junio de 2018
Cuando yo era chiquita
Hoy me desperté pensando en cuando era chiquita, lo estoy escribiendo porque me gustaría que lo leyera mi hija y se los contára a mis nietos, que no hablan, ni leen castellano.
Generalmente todos pensamos que nuestro ayer fué mejor, sobretodo el tiempo que fuimos pequeños nos parece lindo, porque en ese tiempo nuestra única obligación era ser obedientes, no hacer mucha bulla, no pelearse con los hermanos ó hermanas, y finalmente la más dificil de todas para mi, comer toda la comida que nos ponian delante.
No recuerdo cuando nació mi hermana Mali, nos llevamos únicamente un año y medio, asi que casi, casi crecimos como melliza. Sin embargo, si me acuerdo cuando nació mi hermana Elsa. Viviamos en Jesús Maria, en una casa que era tan bonita, que hasta ahora podría dibujarla, cuarto por cuarto. Mi hermana Elsa nació el mismo día en que mi hermano cumplió 10 años. Ese dia, nadie se acordó de el porque mi mamá se demoró todo el día para dar a luz. Como a todos sus hijos, mi mamá dió a luz en nuestra casa, asistida por una señora de ojos verdes que se llamaba Deborah. Yo tenia 4 años, me acuerdo de todo tan clarito. Mi hermana Elsa era tan chirriquitita, y tenia un montón de pelo que se le paraba en su cabecita, tambien me acuerdo que cuando la ví pense que tenia la nariz chata. En ese entones, la cigüeña traía a los bebes, asi que no sabia que la pobre habia salido de la barriga de mi mamá, por un canal bien apretado.
Mi mamá siempre fué una mamá dedicada a sus hijos, para ella eramos sus pollitos y nos cuidaba como si fueramos delicados huevitos. Nuestros padres nos daban amor a manos llenas. Mi padre cuando llegaba del trabajo, mientras leia su periodico, nos dejaba que le hicieramos rulitos en su cabeza, y como tenia el pelo ondulado, los rulitos salian bien lindos. También jugabamos un juego bien tonto, pero que nos hacia reirnos a carcajadas. Nos poníamos una toalla en la cabeza y nos ibamos donde mi papi y le deciamos “soy la señora del cerro”, entonces mi papá nos preguntaba ¿señora y que come en el cerro? y nosotras contestabamos “papa con papa”, a veces contestabamos “carne con carne”, ó cualquier otra comida, pero siempre era duplicada, nunca se nos ocurrio decir por ejemplo, “arroz con carne”, creo que ese era el chiste del juego. Sin embargo, mi hermana Elsa, que era la más atrevida, una vez dijo que la Sra. de los cerros, comia "caquita con caquita y moco con moco"
Mi mami me decia que, como yo siempre era la última en terminar de comer, era una vaquita vieja demorona. Todo el mundo me ganaba comiendo, sin embargo cuando empecé a volar, se me acabó el problema, porque comiamos entre servicios, asi que a comer rápido, muchas veces estabamos aterrizando y todavia estabamos recogiendo bandejas. ¡Jajaja, ahora cuando como, yo le gano a todo el mundo!
Nunca nos falto nada, sin embargo, a pesar que la situación de nuestra familia era bastante holgada, nunca tuvimos demasiado tampoco. Mis padres eran austeros. En la navidad Papá Noél nos traia un balde y su lampita para la playa, quizas una nueva muñequita y también un juego de té, que en entonces los hacian de porcelana y se nos rompian. Para nuestros cumpleaños, tambien era igual, un juguete que nosotros mismos pediamos y chau. Cuando empezamos a ir al colegio, nos hacian una fiestecita con sandwiches, pastelitos, chocolate caliente, gelatinas y una torta para soplar nuestras velas. Era una época austera, no porque no tuvieramos, sino porque era la forma que eramos los peruanos en ese tiempo. Los regalitos de cumpleaños que nos regalabamos entre las amiguitas generalmente eran un pañuelito bordado ó con blonditas, también nos regalabamos, libros de pintar, cajas de colores marca “Mongol”, una vez una amiguita me regaló un prendedorcito que tenia una estrella dorada con sus rayos que tenia escrito “Que ella te guíe”. Lo llevé prendido en mis abrigos por años.
Hablando de abrigos, nos vestian a las 3 chicas igualitas, toda la ropa que mis papás nos compraban eran multiplicadas por tres. El problema era para mi hermana Elsa que como era la más chiquita, siempre tenia el mismo abrigo por largo tiempo, porque cuando yo crecia, el mio se lo pasaban a Mali, y el de Mali pasaba a Elsa, asi que un día me acuerdo que se quejó llorando “Asi no vale, el abrigo de Pochi se lo pasan a Mali, y el de Mali me lo dan a mi, y luego Pochi y Mali tienen abrigos nuevos yo sigo usando el abrigo viejo de Mali y luego el abrigo viejo de Pochi, todo porque soy la más chica”. Pobrecita tenia razón. Pero al menos el de ella se lo regalaban a una chiquita pobre.
En cuanto a los zapatos, cada una tenia 3 pares de zapatos, uno para el colegio, otro para salir a la calle y otro par para jugar .En los veranos nos compraban sandalias
También me acuerdo que mi mamá nos hacia unos mandilitos, para que no ensuciemos nuestra ropa, siempre eran del mismo modelo, con bobos y blondas en los hombros y una pretina que en la parte de atrás se convertía en cinturón para amarrarse con otro lazo. Eramos puro lazos, porque en ese entonces peinaban a las chicas con tremendos lazos. Teniamos tantos lazos en la cabeza,y en la ropa, que pareciamos mariposas listas para salir volando.
Me acuerdo también que en las tarde de invierno, mi mamá nos hacia avena con chocolate, mucho tiempo después, eso era lo que yo me preparaba en Caracas cuando me sentia sola, era para mi, en ese tiempo, lo que los gringos llaman “confort food”. Luego se los he preparado a mi hija cuando era chiquita y a mis nietos, a todos nos gusta!
Cuando nos mandaron internas al Beata Imelda, los sábados a medio día que saliamos, llegabamos a la casa y encontrabamos que Elsa se habia adueñado de todos nuestros juguetes, como se habia quedado sin nosotras, se creia que era hija única, asi que cuando llegabamos nosotras, le daba la pataleta de compartir a nuestros padres y la casa entera con nosotras. Estaba tan engreida que, cuando nos sentabamos a la mesa a comer, y la mirabamos, se ponía a llorar “porque la estabamos mirando” (y no lo van a creer, mi mama nos pedia que por favor no miraramos a nuestra hermanita). Nosotros nos vengabamos de ella, jugando entre nosotras y no jugabamos con ella, entonces ella iba llorando donde mi mamá para que la dejemos jugar con nosotras.
Hablando de jugar, cuando no estabamos internas, en las tardes nos saliamos a la calle a jugar con nuestras amiguitas y jugabamos a la ronda, a las estatuas, al anillo perdido (Aqui la perdi, aqui la encontré). La pasabamos tan divertidas, aveces sacabamos a nuestras muñequitas y jugabamos a las mamás. En ese entonces los chicos jugaban al “Estaba don Juan” y nosotras lo aprendimos también y teniamos nuestra piedrita. También pintabamos “mundos” en la acera y saltabamos como grillos, nos buscabamos piedras chatas que al tirarlas no rebotaran.
De vez en cuando nos enfermabamos, y para entretenernos, porque no habia TV, mi mamá nos prestaba su catálogo de Sears y también los albumes de fotografias. No era tan malo enfermarse, el problema era que cuando uno caía, caíamos uno por uno ¡todos! sarapión, varicela, tos convulsiva, lo único que nunca nos dió fué paperas.
A mi padre le encantaba llevarnos al circo, la primera vez que fuimos yo tendria como 5 años y vi como un payaso le pegaba a un enanito, con esos palos que, probablemente no duelen pero hacen un montón de bulla, y el enanito cayo al suelo y dijo mi papa que yo grité “el payaso mató al enanito” y me desmayé. Otra vez nos llevo al bombero torero, y alli ví que le metieron a un toro unas varillas é inmediatamente le salió sangre y otra vez, me desmayé, demás está decirles que desde esa vez, me vacuné contra los toros, que crueldad! Otra vez, jugando a la casita con las sábanas que estaban cambiando, la chica del servicio me pisó un dedo de mi mano y nuevamente me volvi a desmayar. Mis hermanas me tomaban el pelo y cuando se enojaban conmigo me decian “Ay, la desmayada”. Gracias a Dios, la desmayadera se me fué pasando, hasta hace poco que me he desmayado 3 veces por que me deshidráto. Pero he aprendido mi lección y ahora tengo unas botellotas de agua en mi cuarto, y en la cocina y como son tan grandes de inmediato las veo y me sirvo un vaso de agua.
También me acuerdo que mi papa nos llevó a ver el patinaje en hielo, que lindo patinaban, que linda la musica y los vestidos. Muchos años despué, en la ciudad de Mexico, todas las chicas de nuestra tripulación nos fuimos a patinar en hielo, yo me acordaba lo lindo que vi patinar a los gringos cuando era chiquita, jajaja, es super dificil, no creo que podiamos dar un paso sin caernos. Luego cuando que aprendimos alguito, podiamos avanzar poquito a poco, pero entonces los tobillos nos dolian a diablos. Cuando regresamos al hotel nos dolian los tobillos y las sentaderas, felizmente teniamos otro día más de estadia para recuperarnos.
Cuantos recuerdos, y si se dán cuenta, nuestra vida era linda porque nos sentiamos amados por nuestros padres, y porque nunca nos llenaron de cosas, ni de juguetes, ni de ropa, todo lo que nos dieron fué suficiente y razonable. Me dan pena los chicos modernos que demandan, ya no piden, y lo peor es sus padres les dán todo, como si fuera obligación de darles y darles. Ahora los chicos ya no van al circo, ahora van a ver a Ariana Grande a $200.00 por persona. Ya no salen a la calle a jugar con sus amigos, tampoco leen, la moda de hoy es ser exclavos de sus teléfonos celulares. ¡Que pena!
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