No se si a ustedes les pasa lo mismo que a mi, muchas veces me vienen recuerdos de los casi no me acordaba. Hoy sábado, como todos los fines de semana, limpié mi patio, me puse a regar mis plantitas, y corté la Buganvilla que estaba muy grande. Posiblemente para que yo recuerde esta ocasión, mi memoria tuvo que luchar a través de telarañas y décadas de tiempo atrás.
Resulta que me tocó un vuelo a Miami, mis amigas se fueron probablemente a la casa de amigos a pasar la Noche Buena, quizás, se fueron con el novio, yo no se, sólo sé que me quede sola en mi cuarto. Serían como las 9 de la noche cuando sonó el teléfono, al contestar alguien me preguntó “¿quien eres?’ A lo que yo le conteste, ‘¿quien eres tu?’ Y me dijo “soy Marcelo Gonzalez,” “Ay, Marcelo como estas, es Gladys Carcovich” “Hola Gladys, estaba pensando si quisieras ir a cenar conmigo”, Gracias, le contesté, encantada pero me tienes que esperar un ratito para arreglarme” “Claro Gladys tomate tu tiempo”, me contesto.. (Gracias a Dios que había llevado un vestidito pensando en la Misa de Gallo que probablemente íbamos a ir con mis amigas). Me arregle un poquito y baje al lobby.
Allí estaba Marcelo con su pelito cortado “crew-cut”, todo elegante sin su uniforme de APSA. Debo decirles que a el probablemente lo dejaron solo tambien, ya sean sus familiares ó sus amigos, y pensó en las chicas de Apsa, que tambien estarian solas. Que mala suerte, la única que encontró fué a mi, la menos popular del grupo, y probablemente “la aburrida. “Sister Mary” como me decian algunas de mis amigas.
Me preguntó ¿te gusta la comida china? “Me encanta”, le conteste y fuimos a un restaurante Chino. Comimos los acostumbrados “arroz chino con mariposas fritas” y la pasamos bien lindo conversando de nuestras costumbres, el las de Cuba, y yo las de Perú. Me preguntó ¿“te gusta bailar? le conteste, “me encanta bailar”, asi que fuimos a una discoteca y bailamos y bailamos, pura musica tropical, bailaba regio, no me puedo quejar y creo que yo no lo hice tan mal porque si no, con cualquier excusa el me hubiera sentado. Pensando en mi Misa de Gallo, mire mi reloj y Marcelo me pregunto, ¿“tienes que ir a algún sitio? Le conteste “ Si, amigo, quisiera ir a Misa de Gallo, si no te importa”, me contestó “Hace años que no voy a misa, pero con mucho gusto te llevaré a la Misa de Gallo”. A eso de las 11 y media dejamos de bailar, y nos fuimos a la iglesia, que era grande y muy hermosa.
Luego de la preciosa misa a la que fuimos, me llevó a mi hotel y me dijo “ha sido un placer pasar la Noche Buena contigo Gladys” y yo le agradecí la invitación que para mi era muy especial, ya que gracias a el no la había pasado sola, y Chau nos despedimos.
Ojala que Marcelo alguna vez se acuerde de esa Noche Buena que dos amigos solitarios pasaron juntos. Donde quiera que estes Marcelo, ¡gracias!
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