viernes, 15 de enero de 2021

¡Me quedé con los crespos hechos!

 Hace dos días me compré un billete de la loteria, rompí mi costumbre de nunca comprarme loteria porque Dios, desde que nací, me lo ha dado todo. Sin embargo, caí en la tentacion de ganar, nada menos que $650 Millones por $2.00, que es lo que cuesta un numerito.

Al comprarlo, le dije a Dios, "Padre no me tienes que dar tanto dinero, sin embargo, si me lo das me voy a quedar con $ 25 millones y voy a dar los otros 600 millones a la gente que más lo necesite".
Esa noche después de rezar mis oraciones, me puse a pensar a quienes deberia darles esos 600 millones (jaja, como si ya me los hubiera ganado), UNISEF, Save the Children, ambas instituciones cuidan a los refugiados de Siria, Yemen, Afgaqnistan, y el resto del medio oriente donde hay tanta violencia. "Doctores sin Fronteras" que tambien estan dándoles servicios a la misma gente del medio oriente. Hospital de San Judas Tadeo que cura gratis a todo chiquito que le lleven con cancer, al hospital de Shriners, que al igual que los hospitales de San Juan de Dios, en Lima y Caracas, curan toda clase de problemas de huesos y si naces sin un brazo o un pié, te dan una prótesis, o te ayudan de alguna forma.
¿Se dan cuenta? si les doy a todas esas intituciones 10 millones de dólares a cada una, todavia me hubieran quedado mucho más millones para hacerles casa a las familias que viven en sus carros con sus hijitos. y todo aquel que perdió su trabajo y ahora vive en la calle. Quizas tambien, podria hacer un hospital para los que sufren de problemas de alcohol y drogas.
Tendría que empezar por contratar a mi amiga Ellit, que era contadora de la empresa donde yo trabajaba, una muchacha oriunda de Filipinas, super eficiente, para que me lleve los libros de contabilidad hasta que los $600 millones se hayan gastado.
Ya se deben haber dado cuenta que mi mente estaba caminando a millón, nunca pensé que era tan dificil regalar plata a distra y siniestra.
En cuanto a mis $25 millones, la cosa era más facil, 1/2 millon a cada uno de los miembros de mi familia, y algunas de mis más queridas amigas, y lo que resta (si queda alguito) al banco por si acaso llego a vivir como mi mami, pasados los 100 años.
Al otro día me desperté, corri a buscar el peridico para cotejar mis números, ¡MALA SUERTE, sólo me saqué un mísero número!
Le agredecí a Dios por su gran sabiduria, todavia tengo el amor de mi familia, todavia conservo a mis amigos, y todos me quieren, aunque sea una pelagata.

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