lunes, 4 de mayo de 2020

Desde mi cuarto


Quizas sea porque cuando me fuí a vivir a Venezuela, aprendí a estar sola, al principio, los fines de semanas, no tenia a nadie con quien hablar, esperaba ansiosamente que sea lunes y volver a mi trabajo y conversar con mis compañeros de trabajo.

Hasta que salí de Lima y de mi casa, donde estaban el grupo de mis seres más queridos, era una joven inmadura, lo único que conocia era las indicaciones de mis padres, las cuales eran una regla absoluta para todos nosotros. Estaba rodeada de amor por todos lados, mis padres, mis hermanos, mis tios, mis primos, que núcleo de amor más hermoso teniamos. Y luego, sin trabajo y plntada antes de casarme, me fuí a Venezuela.
Tuve mucha suerte, al primer trabajo que apliqué me dieron el trabajo de secretaria bilingue del Presidente de la empresa.

Mi posición suena importante, pero la verdad que la empresa que me contrató, recien empezaba a funcionar, eramos mi jefe, un Sr. norteamericano bien buena gente, el Ing. encargado de la planta (haciamos transformadores eléctricos de esos que se ponen en los postes de las calles) el administrador, y el mensajero motorizado y yo. Con la gran suerte que en el mismo edificio en el que trabajaba, alquilaban unos apartamentos tipo estudio y yo me alquilé uno, asi que sólo subia dos pisos y ya estaba en mi oficina.

Pero luego que se acababa el día, Gladys se apagaba como un bombillo de luz, la que abria la puerta de mi apartamento, era un alma solitaria, que lloraba todos los días pensando en lo feliz que habia sido en Lima, en mi casa y ahora era simplemente un alma en pena. Para hacerme creer que tenia a alguien conmigo en mi encierro, prendia la TV. Muchas veces me bajaba a la planta baja de mi edificio donde habia una pequeña libreria y me compraba libros de Agata Christi (llegue a tener una colección de 80 libros) Agata me daba miles de pistas para que yo sepa quien era el asesino y al final yo siempre perdía. Pero debo decir que Agata fué mi gran amiga y compañera en ese tiempo.

Luego me hice de amigas, contrataron a mi amiga Maria Teresa en la oficina, y las dos nos ibamos a mi apartamentito y almorzabamos juntas, una vez hicimos una dieta de arroz, y bajamos como 5 kilos. Luego conocí a la familia León, y poco a poco me hice de amistades que nunca podré olvidar porque se volvieron mi familia por los 13 años maravillosos que pasé en Venezuela.

Así que, como verán tuve bastante practica de estar sola, que ahora con el coronavirus, he vuelto a practicar, sólo que en otras circumstancias. Ahora es obligatorio estar encerrados en nuestras casas, y ahora estoy encerrada en mi cuarto.

Mi hermana Elsa y yo siempre hemos vivido juntas acá en Los Angeles, compramos esta casa desde que nuestras hijas eran chiquititas, luego nuestras hijas se fueron y nos quedamos solas, hasta que vino Evan, su nieto, a estudiary ahora han llegado también su hija y su esposo desde Las Vegas, a compartir en encierro con nosotros, asi que ellos estan siempre juntos conversando. Cuando nos mudamos juntas nos turnabamos para cocinar para todos en la casa, luego mi hermana y sus hijas se volvieron vegeterianas, asi que empezamos a cocinar cada una para sus familias, y asi ha quedado desde entonces. Ella ahora cocina para sus hijos, nieto y ella, y yo para mi sola, asi que me hago una ollota de sopa que me dura una semana y siempre tengo bistecks, para prepararme al minuto, con arroz y algún vegetal ó ensalada, listo. Aveces me pongo en modo de "chef",y me hago lasagnas, y otros platos más elaborados, pero como he perdido mi cálculo para cocinar para mi sola, siempre me sale un montón, asi que tengo para comer toda la semana lo mismo, tal como hago con mi sopa.

Asi que he convertido mi cuarto en mi "oficina", desde mi cuarto, la pedilona más grande de Dios, (yo) reza y se comunica con el cielo, para arreglar los problemas del mundo. Aveces le pido perdón a Papa Dios porque le hago tantos pedidos, pero entonces le pregunto "si no te pido a ti, ¿a quien se lo voy a pedir?"

Asi que desde mi cuarto, rezo, tejo, leo, y pienso. No siento soledad, ya estuve acostumbrada a estar sola, mi soledad de Venezuela me cambió en una Gladys fuerte, con la cabeza bien puesta sobre sus hombros, jefa de su destino, mandona y terca al enfrentarme a los problemas de la vida. Asi que que me tiren a la cara el coronavirus, los problemas del mundo y lo que les dé la gana, acá en mi cuarto los espero, ¡no saben con quien se están metiendo! jajaja

Nota: Cuando me vine a California, la pequeña empresa en la cual empecé a trabajar se habia convertido en una empresa millonaria, con una fábrica nuevecita con la maquinaria más moderna, en la localiad de Cúa, Estado Miranda, que por su cercania a Caracas, de un pueblo tranquilo, se habia convertido en una conglomerado de fábricas. Teniamos como 150 obreros, y como 40 personas en el personal de oficina. Nos habiamos comprado un piso completo en la Urbanización Las Mercedes donde teniamos una oficina super lujo. Desgraciadamente, ahora Cúa es "un cementerio de fabricas cerradas" como me han contado mis amigas. El Sr. Zander, mi jefe, regresó a los Estados Unidos con su familia. ¡Chavez y Maduro tienen que darle cuentas a Dios por la traición que le han hecho a Venezuela y a su gente maravillosa!



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