Ahora que hemos perdido a nuestra querida amiga Quelita, me he puesto a pensar que quizas yo sea la que sigue. El miercoles pasado me hicieron unas radiografias, ó sabe Dios como se llama esa máquina en la que me metieron, mientras hacia su tarea de inspeccionarme, sonaba como un avión al inicio de la pista, donde toma fuerza para decolar, (¿que hubiera sido, si de verdad la máquina decolaba conmigo, por el techo del hospital y yo terminaba en un vuelo directo al otro mundo sin darme cuenta?).
La cosa es que tengo dos bultos a los lados de mi cuello, el de la derecha ya es amigo mio desde hace como 2 años, pero no le daba importancia porque no me duele nada, pero tuve que ir al doctor porque por el lado izquierdo me esta saliendo otro, que todavia está chiquito, y tampoco me duele nada, pero es mejor que me los vean, aunque ya le dije a mi médico que si es algo malo, no me voy a hacer nada, se quedaran conmigo hasta que me muera.Ya tengo 81 años y de cualquier cosa puedo morirme, no hay problema.
Por otro lado le pido a Dios que no me deje vivir hasta los 100 años como mi mamita, ella nos tuvo a mi hermana Elsa y a mi para cuidarla, pero yo tengo sólo una hija, que tiene que trabajar para pagar sus gastos y dos nietos hombres. Una vez el mas chiquito Isaac, me dijo "abuela yo quiero que nunca te mueras", y le contesté "Tengo que morirme alguna vez, no tengo a nadie que me cuide cuando este viejecita y no pueda hacer las cosas por mi misma, tu madre tiene que trabajar y ustedes despues de la escuela también tendran que trabajar para ganarse la vida" y me dijo, "no abuelita, yo te cuidaré" Y le dije "de ninguna manera, ni tu ni tu hermano me van a lavar el poto". Y nos atacamos de la risa, pero esa es la mi realidad.
Asi que me he puesto en manos de Dios, quien me ha cuidado desde que nací y todavia, de vieja me sigue cuidando. No me aferro a la vida, estoy en paz con Dios y conmigo misma. No soy una santa, he cometido errores como todo el mundo, pero siempre he tratado de no hacerle daño a nadie, y de pasar por este mundo sin dejar huella mala, como los indios de nuestra selva que han vivido en el Amazonas por siglos y nisiquiera se nota. Somos "los civilizados' los que botamos basura, destruyendo la selva cortando y quemando sus arboles por dinero o por drogas. Espero que al morirme, mi hija y mis nietos me extrañen, quedaré en su recuerdo mientas ellos vivan y luego pasaré al olvido como todo pasa en este mundo.
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