sábado, 12 de noviembre de 2016

Las munequitas de mi hija

Cuando adopte a mi hija, mi hermana Elsa volo a Caracas con su hijita, para conocer a su nueva sobrinita. Le trajo de regalo una munequita de trapo de piernas largas y largas trensas, vestida como una campesina Mennonita, apenas la vi pense que tenia carita de Emilia, asi que se quedo con ese nombre “Emilia”.

Emilia se convirtio en la mejor amiga de mi hija, la llevaba a todos lados, tomada de la mano, o de una patita, o de las trenzas, como la traia aqui y alla, aveces Emilia parecia un trapo sucio, pero yo le metia en la lavadora y nuevamente Emilia volvia a ser la campesina Mennonita de siempre. Cuantos secretos le debe haber contado mi hija a Emilia cuando era chiquita, eran inseparables.

Un dia que no tenia nada que hacer le tome las medidas a Emilia (que era flacucha y larga) y de una media hice una muneca de trapo. No era tan bonita como Emilia, la pobre me salio un poco fea, le puse pelito de lana marron y le teji su vestido. Mi hija la bautizo con el nombre de “mi otra Emilia”, con ellas jugaba mucho tiempo y como eran de trapo siempre las metia en la lavadora, asi que casi todo el tiempo estaban limpias.

Unas vacaciones nos fuimos, mi hija y yo, a San Francisco a visitar a mi hermano Ivan y su famiia, y a conocer a su primera nieta. Mariu tendria 2 anos mas o menos. Un dia salimos con mi cunada a hacer unas compras y en una jugueteria se enamoro de un osito de felpa, le pusimos “Freddy”. El osito se convirtio en su mejor amigo, porque Emilia y la “otra Emilia” se habian quedado en Caracas. Sin embargo, esa amistad fue muy corta, tan pronto regresamos a Caracas, Freddy se quedo sentadito en la repisa del cuarto de Mariu, porque Emilia y la “otra Emilia” volvieron a ser sus amiguitas preferidas.

Una Navidad le regalaron a mi hija una muneca enorme, mas grande que ella, era una negrita preciosa tenia unas argollas de aretes y un panuelo rojo con bolitas blancas en la cabeza, sus piernas eran negras con raya blancas y su vestido era tambien rojo de bolas blancas, y tenia un mandilito rojo de lo mas coqueto adornado con una blonda blanca. Mariu le puso un nombre super facil “la negrita”. Ella tambien se convirtio en la amiga de mi hija, aveces jugaba que “la negrita” era la mama de Emilia, de la “otra Emilia” y tambien de Freddy (“la negrita” era tan grande que tambien hubiera podido jugar que ella tambien era la mama de mi hija).

Cuando tome a Julia, como ama de mi hija, ella trajo a su hijita Sarita, nuestras dos hijas eran como hermanitas, se divertian jugando con sus munecas, y les encantaba bailar, asi que les empece a comprar discos de Cri-Cri, luego llegaron los Menudo, y ellas ponian sus discos y bailaban con Emilia, y la “otra Emilia”, hasta Freddy llego a bailar con ellas. La negrita nunca pudo bailar con ellas porque era muy grande, asi que “la negrita” bailaba unicamente conmigo.

Cuando Mariu tenia 5 anos, salio un comercial en la television de una munequita espanola que parecia una bebita de verdad, de unos 3 meses. Tenia aretitos de perlitas en las orejitas, y Mariu se enamoro de ella, cada vez que ponian el comercial me llamaba para que lo viera “compramela mami, por favor, compramela”. Asi que un dia, saliendo de la oficina, me fui a la jugueteria cerca de mi oficina y pregunte cuanto costaba la munequita bebita, “cuesta 200 bolivares” me dijo el vendedor, y yo salte como Condorito “200 bolivares!!. Cuando llegue a casa le conte a Mariu que la bebita era muy cara y que no se la podia comprar y me dijo tranquilamente “No te preocupes mami, ya viene la Navidad, asi que se la voy a pedir a Papa Noel, para que no te cueste nada. Tenia razon Papa Noel se la trajo porque era una buena nina y yo no tuve que gastar ni un centavo! El nombre de la munequita termino siendo “la bebita”.
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Un dia que saliamos al mercado, Mariu traia “la bebita” cargada, envuelta en una frazadita que yo le teji, caminabamos de lo mas tranquilas y una senora me grito “como permite que su nina cargue a su “hermanita”, carguela usted”, nos dio ataque de risa a Mariu y a mi, le quite a “la bebita” de los brazos de mi hija” y de tomando a la munequita de un brazo la alce y le ensene a la senora que era una muneca y no una bebita de verdad. La senora me pidio disculpas y Mariu y yo nos seguimos riendo.

Cuando vinimos a California, la empresa que me traslado mis cosas, me robo todo lo que quisieron, mi television, mis sabanas y manteles, hasta se robaron a “la negrita”l. Lo que mas me dolio que me robaran fue la colchita que le habia tejido a mi hija y que empece el mismo dia que decidi adoptarla. Como no sabia si seria nina o nino, porque todavia estaba en la barriga de su mama biologica, la colchita la teji en tres colores, blanco, rosado y turquesa. Como no tuve nunca una barriga, la colchita fue mi barriga, cada puntada a crochet la teji con tanto amor, con tantas ilusiones. Me moria de felicidad y de terror tambien, pensando en la gran responsabilidad en la que me estaba metiendo, cada puntada era un rezo a Dios para que me guie a ser una buena madre, para que mi bebe crezca sanito (a).

Ha pasado una tremenda cantidad de anos, mi hija es mama de dos chicos guapos y buenos. Yo he heredado las munecas de mi hija, cuando ella se mudo a su propia casa, me las dejo. Y yo las guarde para el dia que tuviera una nieta. Dios nunca me la mando, y los dos nietos que tengo solo han querido jugar con carritos, pelotas de futbol, y bates de beisbol. Asi que Emilia, “la otra Emilia” “la bebita” y Freddy, esperan dentro de una caja de plastico que alguien los adopte. Quizas no llegue a conocerlos porque ya estoy camino a la salida de mi vida, pero espero que entre los hijos de mis nietos, haya una ninita que aprecie que su bisabuela, les guardo las munequitas de su abuelita.