Cuando rezo y le doy gracias a Dios por todo lo que me ha cuidado, y sigue cuidandome, lo primero que le digo es “gracias Padre mio por haberme dado un padre y una madre tan amorosos. Ellos han sido, y siempre serán, el mejor regalo que Dios me dio, sin su amor tan generoso, sus cuidados, sus consejos , sabe Dios quien seria yo ahora.
Mi papa murio en octubre de 1981, yo vivía en Venezuela, y nisiquiera pude ir a su entierro, sin embargo cuando murió, sentí una terrible pena, pero a la vez también sentí agradecimieto porque mi padre murió luego de una larga enfermedad que lo tuvo preso en una cama nada menos que 10 doloroso anos. Mi papa era gordito, coloradito con su precioso pelo blanco, murió flaquito, sin reconocernos, su cuerpo lleno de llagas de tantos anos de cama que tuvo.
Fue un padre maravilloso, lleno de vida, lleno de alegría, su amor era tan grande que sus hijos nunca tuvimos una duda de cuanto nos quería. Tenia una paciencia de santo, nunca lo escuchamos gritar, nunca dijo una mala palabra, nunca nos levanto una mano, era un caballero en la casa, en la calle, en su negocio. Sin embargo, tenia un arma mortal para nosotros sus hijos, una arma tan poderosa que hubiéramos preferido morir antes de que la use con nosotros. Su arma mortal era su mirada. Una sola mirada de el, y nosotros estábamos derrotados, nos sentíamos tan mal de solo pensar que lo habíamos defraudado, era el peor castigo que podíamos tener.
Mi mama en cambio era todo lo contrario de mi papa, ella nos gritaba, tenia un cinturón de cuero viejo al cual le había cortado un monton de flecos y con eso nos daba cuando nos peleábamos o nos portábamos mal, cuando vivíamos en Chosica y teníamos un jardín lleno de arboles, nos corriamos y nos trepabamos en un árbol, al cual le habíamos cortado, con una hacha, unos “escalones” asi que nos subíamos rapidito, mientras mi mami abajo, nos gritaba “bájense” (y por supuesto no bajábamos).
Sin embargo, a pesar de sus gritos y su “chicote” era la madre mas amorosa del mundo, ella misma se llamaba “la gallina y sus pollitos” (nosotros eramos sus pollitos). Unicamente se separo de nosotros cuanto ella enfermo y mi hermana Mali y yo terminamos en el internado del Beata Imelda. Mas adelamte nos volvimos a separar cuando fuimos al internado de Texas. Sin embargo, ella siempre estuvo con nosotros con sus cartas semanales en la que nos repetia cuanto le hacíamos falta, cuanto nos quería y cuanto nos extrañaba.
Gracias a estos padres tan amorosos, puedo decir que nuestros cimientos de amor son solidos, nuestros padres nos criaron con un amor tan grande que convirtió nuestras almas en una especie de palmeras”, todos nosotros, los hijos, hemos resistido tormentas que nos han atacado en la vida, nos hemos tambaleado con los vientos, pero nunca nos caimos, porque nuestros cimientos estaban reforzados con el amor que nuestros padres nos dieron.
Cuando mi papa murió, yo vivía en Venezuela, mi hermano en San Francisco y mi hermana Mali en Los Angeles. Asi que mama lo pensó bien y nos escribió una carta a todos sus hijos que vivíamos afuera, rogándonos que nos juntemos en cualquier sitio, de manera que cuando ella muriera, estuviera rodeada de todos sus hijos. Así fue que mi hermano sugirio que nos reunamos en EE.UU. y aca vinimos todos, han pasado 32 anos y nuestra madre tiene 101 anos y físicamente esta entera, saludable, pero su mente va decayendo dia a dia. Aveces no sabe quienes somos, a mi hermana Elsa y a mi, nos dice “mama “ probablemente porque no se acuerda de nuestros nombres, o quizás porque cree que somos “dos senoras” que la cuidan. El otro dia, Elsa tenia que salir y escuche que le decía a mi mami,”mama voy a tener que salir, pero Pochi se queda en la casa contigo” entonces mi mama le pregunto “quien es Pochi?’
Extrano a mi antigua madre, la que me contaba las telenovelas cuando regresaba de mis vuelos de APSA, la que era la mama de todo el vecindario, ella cuidaba de dos viejecitas que vivian solas, a una le faltaba una pierna y mi mama le hacia sus vestidos y era su invitada diaria a tomar lonche con ella. La otra viejecita tenia una escuelita a la que fueron a aprender las primeras letras todos mis sobrinitos y mi hermanita, la Srta. Blanca, era su gran amiga, y mi mama se preocupaba de que comiera, invitándola a compartir nuestros alimentos con la familia, o llevándoselos hasta su casa. Tambien ayudo a criar a mis sobrinas Elsita mientras mi hermana Elsa trabajaba y a Cecilita, la hija de mi hermana Cecilia que tambien se iba a trabajar. Con cada nieta que cuidaba, mi mami se rejuvenecia, era como si volviera a tener sus hijos chiquitos, mis sobrinas nunca hubieran podito tener mejor cuidado, nisiquiera con sus propias mamas.
Cuando vino aca, perdió todas sus amistades, se sentía desconectada sin sus amigos del barrio. Entonces alguien le dijo que unas monjitas tenían una casa a la cual le llamaban “la Casa de Dios”, en esa casa vendían ropa usada (a precios minimos) que la gente donaba para los pobres, lo que recaudaban era para ayudar a comprar comida, que también servían a la gente que tenia hambre. En esa casa había una lavadora y una secadora, que los pobres usaban para lavar y secar su ropa. Tambien había duchas para que se banaran si eran personas sin hogar. Mi mama estaba feliz ayudando. Hasta que Elsa tuvo a su segunda hija, Andrea, y mi mama dejo todo por cuidar a su nueva nietecita. Nuevamente mi madre, como el Ave Fenix, renacio de sus cenizas, era feliz cuidando a su nueva nieta.
Mi mama vivía con mi hermana Mali, un dia mi cunado cambio de trabajo y para no manejar tan lejos, se mudaron a Mission Viejo, que queda como a dos horas de Torrance. Nosotros todos los fines de semana ibamos a ver a mi mami y la pasábamos bien bonito todos en familia. Un dia nos llamo mi hermana para avisarnos que mi mama se había rodado las escaleras y estaba en el hospital, corrimos a su lado y la encontramos en “cuidados intensivos”, se había roto la cabeza, varias costillas, también tenia los huesos de la mejilla derecha rotos. Sin embargo cuando llegamos al hospital, mi mama nos reconocio. Tremendo susto nos dio cuando mis hermanas estaban sentadas en dos sillas frente a su cama y mi mama les dice “que hacen ahí sentadas y tu padre parado, denle el asiento”, nos miramos todas asustadas, pensando que mi papa probablemente había venido a recogerla. Mi mama se quedo en el hospital casi un mes.
Pero cuando salio ya no era igual, algo estaba pasando en su cabeza, mientras tanto una de mis sobrinas empezo a decir que sus padres ya estaban muy cansados y viejos y que deberíamos poner a mi madre en una casa de viejitos, asi que Elsa y yo decidimos traerla a nuestra casa, teníamos una salita de estar abajo, asi que la convertimos en un cuarto para ella y nos la trajimos. Mi mami tenia 98 anos, han pasado 3 anos y ahora a los 101 vive en su mundo privado, rezando, viendo TV sin sonido y comfundiendonos con todo el mundo. Por ejemplo hay épocas que cree que yo soy su prima Maria, a mi hermana Cecilia la confunde con su comadre Graciela que murió hace 10 anos. Hay días que esta mas o menos bien, cuando viene mi hermana Mali y su esposo y también vienen los nietos, ella se sienta a la mesa y converza mas o menos bien, pero luego se aburre, se levanta toma su andador y se va a su cuarto.
Muchas veces, yo bajo mi tejido y le pregunto si puedo ver las noticias con ella, me dice si, y luego voltea su sillón y se pone a rezar, asi que apago la TV y me voy a mi cuarto.
Antes iba a misa conmigo y comulgaba, ahora ya no quiere salir, solo se las pasas rezando el rosario todo el dia y sus libritos de oraciones están desechos de tanto que los usa todo el dia. Es tan raro tener a mi mama tan cerca, sin embargo tan lejos.
Ya no puede dormir sola, asi que mi hermana Elsa y yo tomamos turnos un dia si y el otro no, para dormir con ella. Es una desgracia dormir con ella, porque no dormimos, la demencia le da en las noches, tiene pesadillas, va al bano 5 o 6 veces en la noche, usa panales desechables, pero no quiere hacer pipi en ellos, prefiere ir hasta el bano, asi que la tenemos que acompañar. Por lo pronto Elsa y yo estamos faltas de sueno, nos dormimos en cualquier sitio, yo al menos, me siento en mi sillón a tejer y me duermo enseguida. Estamos agotadas!
Sin embargo, el otro dia la mamita preciosa que yo recuerdo salio de su encierro estaba saliendo del bano, se me acerco y me abrazo y me dio un beso y me dijo “eres tan buena conmigo, te quiero mucho, tu eres como mi mama” se me salieron las lagrimas de felicidad.